Generalmente cuando se habla de ecosistema se alude al conjunto de es pecies (animales y vegetales) que pue blan un territorio, el medio en el que se asientan y el conjunto de relaciones existentes entre las especies entre sí y entre éstas con el medio. En cada ecosistema los elementos pueden ser estudiados por separado, pero la trama de relaciones que se establece dentro del mismo precisa conocer las relaciones entre ellos.
Medio Urbano
Desde el punto de vista faunístico el medio antrópico, los núcleos de población principalmente, posee una relevancia considerable debida a la presencia de especies que utilizan de forma prioritaria las construcciones humanas bien para emplazar sus nidos, bien para encontrar refugio y protección. Algunas especies como la cigüeña blanca, la golondrina, el avión zapador o el vencejo, apenas crían en lugares no relacionados con el hombre. Del mismo modo, el gorrión común no tarda mucho tiempo en abandonar los pueblos previamente abandonados por el hombre.
Desde el punto de vista vegetal, este ecosistema no presenta una elevada diversidad ni naturalidad. Sin embargo, el hombre siempre se ha preocupado de mantener parte de su entorno dentro de los núcleos de población. Así, los jardines y parques ofrecen en ocasiones un importante refugio de vida natural.
Encinares
Tanto los encinares como los robledales son sin duda la comunidad que en otros tiempos alcanzara mayor importancia y densidad dentro del territorio de Reino de León. Hoy en día, debido al incremento de las tierras de labor y de la presencia de un mayor número de infraestructuras se han visto reducidos a pequeñas manchas boscosas.
La encina (Quercus rotundifolia), más frecuente, en la zona sur, es una especie característica del área mediterránea, que en ocasiones puede encontrarse en convivencia con el quejigo (Quercus faginea) y más frecuentemente con el rebollo o melojo (Quercus pyrenaica).
Estas formaciones suelen presentar un sotobosque dominado por especies herbáceas, ya que se han utilizado tradicionalmente como zonas de pastoreo al estar parcialmente adehesadas. Entre las plantas que aparecen en el estrato arbustivo y herbáceo destacan el jaguarazo (Hallimiun umbellatum), el torvisco (Daphne gnidium), tomillo (Thymus zygis) y numerosas gramíneas de bajo porte.
Los montes de mayor extensión permiten el asentamiento de comunidades animales de gran importancia. Ello es debido fundamentalmente a la escasez de este tipo de formaciones en la zona y a su funcionamiento a modo de “islas” como refugio para aquellas especies que requieren una buena cobertura forestal. Estos encinares pueden ser el hábitat de especies como el lobo que hace de ellos una zona de descanso diurno e incluso en algunos casos como paridera. En aquellos bosques de mayor densidad aparecen ejemplares de corzo y jabalí, siendo estos más frecuentes en las zonas de ribera.
Los conejos, antaño tan frecuentes, han visto mermadas sus poblaciones por enfermedades como la mixomatosis o la enfermedad hemorrágica vírica (EHV). Son estos encinares “isla” uno de sus últimos reductos en la zona de Reino de León donde pueden encontrarse.
Melojares
Dentro del territorio de Reino de León, los melojares ocupan una distribución más septentrional, ya que este tipo de roble, el melojo (Quercus pyrenaica) soporta mejor la humedad edáfica que la encina y se encuentra mejor adaptado a las condiciones submediterráneas. La principal característica de estos robles es la marcescencia de sus hojas, es decir, se pierden anualmente; pero en vez de caerse en otoño, permanecen en el árbol hasta la primavera siguiente. Este hecho imprime una singularidad paisajística a estos bosques, ya que se presenta exclusivamente en estos árboles.
El melojo es un excelente creador de suelos, conocidos como tierras pardas o tierras de melojar. Además, la elevada concentración de humus en el sustrato origina un hábitat ideal para un gran número de hongos simbióticos, muchos de ellos bien conocidos por los aficionados a las setas como son la seta de los césares (Amanita cesarea) o el rebozuelo (Cantharellus cibarius). El melojo ha ocupado recientemente gran cantidad de terrenos abandonados de las prácticas agrícolas y ganaderas originando matas bajas y cerradas o bardales. Esto se debe a su gran capacidad rebrotadora a partir de raíces superficiales y horizontales, dando lugar así a estas matas densas por las que es prácticamente imposible el tránsito.
Al tratarse de un bosque tan cerrado, el melojo es en gran número de ocasiones la única planta existente, siendo también frecuentes los líquenes que crecen sobre ellos. Entre las plantas que se pueden encontrar en los melojares destacan la hiedra (Hedera helix), el espino albar o majuelo (Crataegus monogyna) o Genista falcata, casi siempre asociadas a las zonas exteriores del bosque. Entre los depredadores que frecuentan estos melojares aparecen el zorro o la gineta. Y entre los mamíferos de mayor tamaño cabe destacar los corzos y jabalíes, estos últimos en franca expansión durante los últimos años.
También se encuentran algunas aves que prácticamente no aparecen en los encinares, como es el caso del arrendajo (Garrulus glandarius), o el caso de algunos túrdidos que requieren de la hojarasca que tapiza el suelo de los robledales, donde encuentran los insectos, arañas y lombrices de las que alimentarse. Así pues, es frecuente observar al zorzal común, al petirrojo o al mirlo común.
Riberas
Cabe diferenciar dos tipologías de bosque de ribera, la primera correspondiente a los grandes ríos Esla y Órbigo, así como alguno de sus afluentes, y por otro, los pequeños arroyos estacionales. Las márgenes de los ríos principales de Reino de León se encuentran dominadas por plantaciones de chopo (Populus x canadiensis), por cultivos de regadío (maíz, alfalfa, pimiento, remolacha) o cultivos más característicos como el lúpulo.
Las riberas mejor conservadas ofrecen la peculiaridad de mostrar una vegetación variada, con especies propias del ámbito cantábrico como mediterráneo. En ambos ríos aparecen diferentes especies de sauces o mimbreras como Salix fragilis, S. triandra, S. atrocinerea o S. purpurea. Esta orla de vegetación no es igual en ambos ríos, ni en su composición ni en su estructura. Así el Esla presenta un mayor número de choperas (plantaciones) y saucedas arbustivas, mientras que el Órbigo presenta alisedas, especialmente en su tramo medio-bajo.
Las choperas, abundantes en la zona de Reino de León, se ofrecen como zona de cría a una especie característica en la provincia de León, la graja (Corvus frugilegus). Este córvido sólo cría en la provincia de León, y más concretamente en la zona correspondiente a Reino de León, hecho que confiere una especial importancia a esta ave. Otras especies nidificantes en este ecosistema son los aguiluchos lagunero, cenizo y pálido, siendo el primero de ellos el que requiere de los arroyos y vegetación palustre para instalar sus nidos. La fauna de los propios cauces de agua se encuentra abanderada por la famosa trucha común. Este salmónido que habita las aguas limpias y bien oxigenadas, se alimenta de una gran variedad de invertebrados acuáticos y voladores como las efímeras, moscas de las piedras, tricópteros, etc. Esta fauna autóctona se ve amenazada por la intrusión de nuevas especies foráneas o alóctonas que encuentran en este ecosistema un lugar adecuado para su desarrollo. Este es el caso de lucio, el black-bass, la perca sol o los cangrejos americanos y señal.
Complejo Lagunar
Estas lagunas se forman debido a las peculiaridades geológicas y edáficas del territorio, en donde son frecuentes los substratos impermeables como las arcillas. Así, se pueden originar lagunas por la precipitación, mediante acumulación de agua de lluvia o por aporte de aguas subterráneas. Son estas últimas, las que presentan un régimen hidrológico permanente y, de esta forma, las que tienen una mayor importancia, al albergar una mayor biodiversidad.
La vegetación ha de estar adaptada a una constante humedad o al menos durante una buena parte del año. Aparecen especies arbustivas como las salgueras o paleras (Salix spp) que dan cobijo a una elevada avifauna. Aparecen también otras plantas como la espiga de agua (Juncus heterophyllus) y junquillos (Eleocharis palustris) o plantas acuáticas de hojas flotantes como Potamogeton natans. Dado que en estos ambientes se pueden observar, con cierta facilidad, un elevado elenco de aves, suelen ser lugares frecuentados por naturalistas y científicos para su contemplación o estudio.
Aves como las garzas, cigüeñas, fochas comunes o ánades azulones, son fáciles de observar y distinguir. Otras como espátulas, somormujos lavancos, martinetes, garcillas bueyeras, avefrías, agachadizas, etc. son más difíciles de contemplar y hay que esperar a los pasos migratorios o durante el periodo de invernada, pero sin duda constituyen un aliciente muy interesante para todos los aficionados a la naturaleza. La importancia biológica de las lagunas trasciende más allá de la presencia de aves, ya que ésta no sería posible sin la existencia de multitud de invertebrados que habitan las lagunas y de distintas especies de anfibios y reptiles, tales como salamandras, gallipatos, tritones y la siempre presente rana común.
Cultivos
Son los diferentes cultivos, sin duda alguna, la formación vegetal que ocupa una mayor extensión en estos territorios. El Páramo, pese al significado de su denominación, se ha convertido con las nuevas técnicas de regadío, en una zona de ricos cultivos. Dentro de este hábitat podemos diferenciar multitud de tipos distintos de cultivos, que quedan aglutinados en función de los requerimientos de agua, refiriéndose así a cultivos de secano o regadío.
El cultivo de regadío ha estado asociado tradicionalmente a las fincas próximas a los ríos o cauces de agua, así como a los cultivos de los núcleos de población para abastecimiento. En éstos son frecuentes especies como berzas, tomates, pimientos, lechugas, etc. Los agricultores han sido innovadores y no han dudado en aprovechar nuevas oportunidades, una de las más fructíferas fue el cultivo del lúpulo (Humulus lupulus).
Cultivado en España desde mediados del siglo pasado, su implantación supuso un gran impulso económico, hasta el punto de llamarse el “oro verde”. Su mayor auge acaeció durante las décadas de los 70 y 80 del siglo pasado. En la actualidad la superficie cultivada y la rentabilidad han ido descendiendo, hoy hay sembradas unas 600 hectáreas que se concentran en los municipios de Llamas de la Ribera, Carrizo de la Ribera y Turcia, en la ribera del Órbigo, concentrándose aquí casi la totalidad de la superficie cultivada en España. El lúpulo se utiliza básicamente para la elaboración de cerveza a la que aporta el característico amargor, otros usos comunes han sido los medicinales.
Sin embargo, el regadío ha transcendido más allá de las riberas, gracias a las nuevas tecnologías agrícolas. Terrenos donde antes no llegaba el agua, con los nuevos canales, balsas, conducciones, etc, son ahora zona de cultivo de plantas extrañas de esos lugares. En la actualidad el principal protagonista de estos campos es el maíz, sobre todo en el Páramo, y otros cultivos industriales (remolacha, alubia); los cultivos de huerta también han conservado su espacio en lugares localizados tanto de las riberas del Esla como del Órbigo. Los prados y pastizales y los cultivos de chopo han ocupando superficies antes dedicadas a otras especies.
Las especies animales más frecuentes en estos ambientes son aquellas más generalistas, es decir aquellas que tienen unos menores requerimientos ecológicos y pueden vivir en un mayor número de ambientes distintos. Aparecen así la urraca, la corneja o un pequeño fringílido como el Pardillo Común (Carduelis cannabina).
Los cultivos de secano se encuentran más restringidos actualmente a la zona centro y sur del área de Reino de León Trigo, avena o centeno son los más abundantes, aunque también aparecen otros como el girasol, la veza o la alfalfa de secano. El viñedo mantiene e incluso incrementa su superficie en municipios como Chozas de Abajo, Valdevimbre o Villamañán. Estos cultivos configuran unos paisajes de distintas tonalidades que varían según avanza el ciclo anual, desde las marrones tierras recién roturadas, hasta la gama de tonos verdes y amarillos en los campos sembrados primero y cosechados luego.
Las amplias extensiones de cultivos y la lejanía de los núcleos habitados posibilita la persistencia de la avutarda (Otis tarda) el ave europea voladora más grande. Además especies cinegéticas como perdices, codornices o palomas, encuentran en estos cultivos un área óptima de alimentación.
Reino de León Calidad Rural
Marca de Calidad Terrirotial del GAL POEDA POEDA, Páramo Órbigo Esla Desarrollo Asociado
C/ Ferrera, 12
24240 Santa María Del Páramo (León)